martes, 21 de junio de 2011

ENTREVISTA A PEDRO MAIRAL

"No me gustan los autores que le explican al lector dónde están las partes importantes"


Domingo 19 de Junio de 2011 | El autor de Una noche con Sabrina Love, libro que le valió el Premio Clarín de Novela en 1998, habla sobre sus comienzos como escritor, de sus novelas y del programa que co-conduce en el canal Encuentro, donde llevan al comic grandes novelas del siglo XX. Este viernes será entrevistado por Maximiliano Tomas, con entrada libre y gratuita, en el Centro Cultural Virla.

Por César Di Primio
Para LA GACETA - Tucumán

- ¿Cuándo comenzaste a escribir y bajo qué inquietudes?
- Ya escribía letras de canciones cuando empecé a dejar Medicina y me puse a escribir cuentos, y unas prosas medio poéticas. Leer me dio ganas de escribir. Estaba preocupado, en ese tiempo temía que mis padres se enojaran porque yo estaba dejando la carrera, entonces simulaba que iba a la facultad, pero iba al bar, desde la mañana hasta las tres de la tarde, y ahí leía mucho. Esas lecturas de cuentos de Borges y Cortázar me dieron ganas de escribir, de decir mis cosas, de desarrollar mis dudas, mis preguntas. No tenía certezas, sino una gran incertidumbre sobre mi persona, sobre mi paso a la adultez. La escritura me ayudó a juntar mis cabos sueltos, a convertirme en la persona que soy.

- ¿Tenés supersticiones o condiciones particulares para escribir?
- Ahora, cada vez más, necesito plazos de entrega. No escribo mis artículos o columnas hasta que no siento que está por tocarme el timbre el editor. Escribo con la soga al cuello, pensando que si no entrego me echan. Me está costando escribir sin plazos y sin algún marco temático. La libertad total de tiempo, número de caracteres y tema, hoy día me parece un infierno de silencio del que no sabría cómo salir.

- En Una noche con Sabrina Love, el protagonista es un chico de campo que, tras un poco de suerte y mucha determinación, se encuentra haciendo realidad sus sueños. ¿Cuánto tiene de autobiográfico esa novela, antes y ahora, considerando que con ella ganaste el Premio Clarín en 1998, y que luego fue llevada al cine con muy buen resultado?
- Esa novela tiene quizá una mirada sobre el mundo que se parece a la mía a esa edad. Yo viajaba mucho a Entre Ríos, solo. Desde los 14 años, viajaba en micro y haciendo dedo. Y toda esa ruta que describo es la misma que conocí esos años. Pero el protagonista no soy yo, sino quizá un hermano menor que no tengo. Después, a Sabrina Love, desgraciadamente, la tuve que inventar. Me hubiera gustado conocerla.

- Tus textos tienen un aire descontracturado, informal, pero al mismo tiempo se siente el cuidado por las palabras, por una profundidad escondida entre simplezas. ¿Cuánto hay de intencional en eso?
- Si hay profundidad en mis textos, no me gusta señalarla: prefiero que la encuentre el lector. No me gustan los autores que le explican y le señalan al lector dónde están las partes importantes y profundas. Yo prefiero dejarle la silla vacía al lector para que ocupe ese lugar y entienda a su manera. Prefiero no subestimarlo. Mis textos nacen de situaciones que imagino; a veces tienen alguna relación con mi vida, pero pueden ser cosas que casi me pasaron, que temí que me pasaran, o que me hubiera gustado que me pasaran. Son como sueños diurnos que a veces quedan en eso y otras veces se vuelven muy presentes y me reclaman que los escriba.

- En El año del desierto, tu segunda novela, la historia argentina vuelve atrás hasta colapsar. ¿Es para vos una novela pesimista a nivel político? ¿Hay una intención de simbolizar el avance de una intemperie cultural o ética en la actualidad?
- Sí, El año del desierto es una novela bastante pesimista; de hecho exagero la crisis hasta una destrucción total de la Argentina. Y supongo que también es política. Pero tengo que confesar que una vez que yo ya había escrito la novela me di cuenta de que, inconscientemente, había hablado de la enfermedad de mi madre. Esa intemperie que avanza y se va comiendo la ciudad y la vuelve hacia el pasado, es como la enfermedad que avanzó sobre mi madre hasta enmudecerla. Por eso digo que la lectura que se haga de esa intemperie queda un poco en la opinión del lector. Uno como autor no sabe bien qué está escribiendo, o qué significa lo que escribe. No digo que uno sea ingenuo, sino que hay como unos ríos subterráneos que actúan en la escritura de una manera que uno no controla.

- Estás en el programa televisivo Impreso en Argentina. Allí trasladan textos célebres de la literatura argentina al comic. ¿Cómo se concibió ese proyecto? ¿Harán un programa sobre El año del desierto?
- No, no hay libros míos en el programa. Son todas novelas del siglo XX, de autores consagrados y ya muertos. Me convocaron de la productora para conducir el programa junto al dibujante Juan Sáenz Valiente y acepté. Da mucho trabajo pero vale la pena. El programa sale por canal Encuentro y está apuntado a los adolescentes y también al público en general. Es un muy buen equipo de trabajo. Si logramos contagiar algo de entusiasmo por los libros que tratamos, entonces se justifica lo que hacemos. Esa es la expectativa.

- ¿Cómo ves el futuro de los libros en papel ante el creciente advenimiento de los soportes digitales?
- Supongo que las bibliotecas se van a achicar. Tengo muchos libros que me gustaría tenerlos digitalizados. Pero creo que van a convivir armoniosamente el libro de papel y el digital. Sin competir. El libro digital va a ser una biblioteca portátil y el libro de papel va a ser lo que ya es: una versión unplugged que baja la ansiedad, que no se enchufa ni se rompe ni se le acaba la batería ni se cambia de canal ni te lo roban.

- Autores como Fabián Casas, Rodrigo Fresán, Washington Cucurto, ¿qué opinión te merecen?
- De Fresán recuerdo haber leído Historia Argentina; algunos cuentos, como El aprendiz de brujo o El protagonista de la novela que todavía no empecé a escribir, me gustaron mucho. A Casas y a Cucurto los conozco, los admiro y leo todo lo que publican. A ambos les debo mucho, porque siempre los leí fijándome cómo escriben para influenciarme; en el caso de Cucurto, de su desparpajo y potencia expresiva; y en el de Casas, de la precisión melancólica de sus poemas, que funcionan como un golpe de karate emocional.
© LA GACETA

César Di Primio -
Ensayista y cuentista.

PERFIL

Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970. Recibió el Premio Clarín de Novela en 1998 por Una noche con Sabrina Love, que fue llevada al cine. Entre sus libros se destacan la novela El año del desierto y los cuentos de Hoy temprano. Su obra fue traducida a varios idiomas. En 2007, fue incluido, por el jurado de Bogotá39 entre los mejores escritores jóvenes latinoamericanos.

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