martes, 14 de diciembre de 2010

MICRORRELATO
Extraña variedad
María del Carmen Lammoglia
(La aguja de Buffon - Tucumán)

Todos conocemos tejedoras de bufandas. Por lo general se trata de mujeres cercanas movidas por alguna pasión incierta. Madres, tías, o noviecitas dedicadas, que nos obsequian sus generosas ofrendas de lana entramada en Punto Arroz o Santa Clara. Habitualmente recibimos esas prendas invernales con gesto agradecido y con cierta sospecha de que quedarán olvidadas en el fondo del placard. Pero a veces ocurre la bienaventurada sorpresa: la bufanda es bonita, delicada y abrigada. Y la usamos con placer durante inviernos consecutivos, con doble satisfacción. Una, la que brinda la prenda per se: protección térmica cervical; la otra, el cariño que representa ese afortunado regalo.
Un cuento breve es por definición un pequeño tejido, dada su raíz etimológica: texto. Este es justamente el caso del libro Extraña variedad, de María del Carmen Lammoglia. Su sintética prosa se combina exquisitamente con una volátil imaginación, que en muchas ocasiones comporta un grave anclaje a la realidad, a la historia. Temas como el último vaso que bebió Lugones, la realidad política actual, el destino de nuestro entrañable Perrone, deslumbran al lector al cabo de una página de cuidada semántica y melodioso ritmo. Los microrrelatos del presente volumen hacen frecuentes referencias a personajes vernáculos del Tucumán de antaño, y con ello nos brindan la calidez de un abrigo. Así, quedarán en nuestra memoria por mucho tiempo, tal como esos regalos entrañables que nos abrigan durante los inviernos.
© LA GACETA

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Duermes

El mar de tu silencio inunda mi rostro
en la noche pálida y un poco turquesa
por un hilo de luz que se cuela
por la mezquindad de la celosía

Afuera descansa el mundo de sus anhelos
y sus precipitaciones
afuera los rectos ciudadanos duermen
sus sueños de electrodomésticos
de viajes al exterior
de facilidades de pago
o quizás
tienen pesadillas
que se convertirán
en augurios nefastos
o en números de quiniela.

Afuera brilla la ciudad
el amarillo de las avenidas
los carteles luminosos y las vidrieras
que esperan
y buscan
miradas que no están
porque hay un desierto
un páramo de cuatro de la madrugada
de cinco de la madrugada
los diarios irrumpen por debajo de las puertas
cargados de noticias
que pronto serán olvidadas

A mi lado, en la cama silenciosa
duermes
te veo
Luego giro un poco
entre las sábanas
y me tiro un pedo.